El caballo de Troya es un artilugio que aparece en la Guerra de Troya. Es mencionado en la Odisea de Homero (octavo canto) y en otras fuentes, como la Eneida de Virgilio (libro II).
La guerra de Troya ya duraba más de nueve años cuando el más destacado guerrero griego, Aquiles,
había caído muerto en combate. A pesar de haber cumplido las
condiciones impuestas por los oráculos para la toma de la ciudad- traer a
Neoptólemo, hijo de Aquiles; traer los huesos de Pélope y robar el Paladio- los griegos no conseguían atravesar los muros de Troya.
El adivino Calcante
observó una paloma perseguida por un halcón. La paloma se refugió en
una grieta y el halcón permanecía cerca del hueco, pero sin poder
atrapar a la paloma. El halcón entonces decidió fingir retirarse y se
escondió fuera de la mirada de la paloma, quien poco a poco asomó la
cabeza para cerciorarse de que el cazador desistió. El halcón salió del
escondite y culminó la cacería. Después de narrar esta visión, Calcante
dedujo que no deberían seguir tratando de asaltar las murallas de Troya
por la fuerza, sino que tendrían que idear una estratagema para tomar la
ciudad. Después de ello, Odiseo concibió el plan de construir un
caballo y ocultar en su barriga a los mejores guerreros. En otras
versiones, el plan fue instigado por Atenea.
Bajo las instrucciones de Odiseo o de Atenea, el caballo fue construido por Epeo
el feocio, el mejor carpintero del campamento. Tenía una escotilla
escondida en el flanco derecho y en el izquierdo tenía grabada la frase:
«Con la agradecida esperanza de un retorno seguro a sus casas después
de una ausencia de nueve años, los griegos dedican esta ofrenda a
Atenea».
Los troyanos, grandes creyentes en los dioses,
cayeron en el engaño. Lo aceptaron para ofrendarlo a los dioses,
ignorando que era un ardid de los griegos para traspasar sus murallas.
Dentro del caballo se escondía un selecto grupo de soldados.
El caballo era de tal tamaño que los troyanos tuvieron que derribar
parte de los muros de su ciudad. Una vez introducido el caballo en
Troya, los soldados ocultos en él abrieron las puertas de la ciudad, tras lo cual la fuerza invasora entró y la destruyó.
Se ha sugerido que el Caballo de Troya podría ser una referencia a Poseidón, rey de las profundidades marinas y terrestres en la mitología griega, que contaba con el caballo como uno de sus símbolos. Durante la guerra de Troya, uno de los frecuentes terremotos
que se producen en la región (atribuidos, por venir de las
profundidades de la tierra, a Poseidón) pudo haber dañado parte del
perímetro amurallado de la ciudad, facilitando así su toma por los
griegos.
Ya los mismos clásicos dudaban de esta artimaña. Pausanias decía que podría haber sido un arma de asedio parecida a un caballo que derribó la muralla. Otros decían que Antenor
habría hecho entrar a los griegos en Troya por un postigo que tenía
pintado un caballo. Otros autores creían que los griegos, después de
incendiar el campamento, se habrían ocultado detrás del monte Hipio
(‘del caballo’).
Robert Graves dice en su libro Los mitos griegos que Atenea habría inspirado a Prilis, hijo de Hermes, la idea del caballo, y que luego Odiseo la había reclamado como suya. Pero esa es sólo una de las versiones del mito según Apolodoro e Higino.