La salud laboral se construye en un medio ambiente de trabajo
adecuado, con condiciones de trabajo justas, donde los trabajadores y
trabajadoras puedan desarrollar una actividad con dignidad y donde sea
posible su participación para la mejora de las condiciones de salud y
seguridad.[2]
El
trabajo puede considerarse una fuente de
salud porque con el mismo las personas conseguimos una serie de aspectos positivos y favorables para la misma. Por ejemplo con el
salario
que se percibe se pueden adquirir los bienes necesarios para la
manutención y bienestar general. En el trabajo las personas desarrollan
una actividad física y mental que revitaliza el organismo al mantenerlo
activo y despierto. Mediante el trabajo también se desarrollan y
activan las relaciones sociales con otras personas a través de la
cooperación necesaria para realizar las tareas y el trabajo permite el
aumento de la autoestima porque permite a las personas sentirse útiles
a la sociedad
